viernes, 6 de junio de 2014

190 // calle sufrida, calle tristeza de tanto amar

Silencio.
Y quédate tú solo, tímido susurro, ritmo perdido de mi taconeo, el griterío de la calle Nueva. Quédate allí dónde quieras, en el otro lado del continente. Yo me quiero separar, y en la tranquilidad quiero sentarme a tu orilla y rezar. El dulce cuchicheo de nuestras palabras afiladas, las absorbe la arena. El cansancio abrumador de aquellos días y de estos sentimientos que aplastan mi piel. Tantas somos las princesas de la oscuridad, y nadie sabe... La suerte escamosa de nuestras cenas peinadas por el viento. Los tesoros que hoy solo son míos los esconde el hambre de aquellos días secos y solitarios bajo el sol de Andalucía.
Todas estas explicaciones manchadas de amargura y acusaciones agudas e insistentes trazadas con tu voz. Solo siento como se clava en mi alma el tañido de este tambor, la guitarra acunándome con su melodía dulce, el fruto de mi tierra.
Tantas palabras que se disiparon en el espacio-tiempo de mi amor, se disolvieron en el agror de tu indiferencia, se esfumaron en la sombra de los porqués.

Me llaman calle, hoy tan cansada hoy tan vacía
me llaman calle de malegría
calle cansada, calle dolida de tanto amar

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